"La Inteligencia Artificial puede ser una gran oportunidad para acelerar la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Pero toda revolución tecnológica conlleva nuevos desequilibrios que debemos prever."
Audrey Azoulay"
- UNESCO Director-General
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Palabras clave: IA, Educación, Aprendizaje Automático, Sociedad.
No es novedad que en periodos y momentos específicos de la historia de la humanidad se produzcan grandes avances que, a primera vista, llegan a estremecer por el desconocimiento y la zozobra de lo que pudiera parecer o el uso que se les quisiera diera.
En cada una de las etapas, la introducción de tecnologías innovadoras ha generado tanto asombro como inquietud en la sociedad. En este momento preciso, la Inteligencia Artificial, IA, es la protagonista de aquella incertidumbre, pero su momento fueron la rueda, la máquina de vapor, la electricidad, la energía nuclear y ahora la revolución de la información.
Las grandes productoras de cine y reconocidos autores literarios se han encargado de inyectar la sustancia del miedo a la Inteligencia Artificial, presentándola muchas veces como una fuerza descontrolada y amenazante en sus narrativas. A menudo las representaciones cinematográficas y literarias tienden a resaltar los escenarios donde esta tecnología supera a la humanidad, dando lugar a situaciones caóticas y fuera de control.
Aquellas narrativas han contribuido a la construcción de una percepción negativa y temerosa en torno a la Inteligencia Artificial, alimentando preocupaciones sobre su potencial impacto en la sociedad. Sin embargo, es crucial reconocer que estas representaciones no siempre reflejan con precisión el estado actual ni las posibilidades futuras de la IA. En la realidad, la inteligencia artificial se presenta como una herramienta poderosa y versátil, capaz de brindar beneficios significativos cuando se implementa de manera ética y responsable.
Lo que la gran mayoría de la población ignora es que, obligadamente y a veces sin opción, utilizan todos los días herramientas bajo este tipo de enfoque inteligente: el aprendizaje automatizado que simula el actuar humano se encuentra en aplicativos de entretenimiento y esparcimiento, en automatización de procesos, personalización de servicios, optimización de la experiencia del usuario, la toma de decisiones empresariales y la mejora de la eficiencia operativa, entre muchas otras formas más.
Así pues, la IA no es algo ajeno a la cotidianidad, al igual que cualquier otro invento surgido de la mente ingenieril del hombre. Lo que sí resulta llamativo, atreviéndonos a mencionarlo, es el grado de conciencia sobre el tema, que parece disminuir mientras su presencia es cada vez mayor; suerte de oxímoron.
Resulta importante, entonces, promover la educación sobre las implicaciones de la IA, sus beneficios y desafíos, logrando así un uso informado y ético de esta tecnología en la sociedad. Además, es fundamental fomentar un diálogo abierto y accesible que involucre a la sociedad en general en las discusiones sobre el desarrollo y la implementación de la inteligencia artificial. La participación activa de diferentes sectores permitirá abordar preocupaciones, establecer regulaciones éticas y promover la transparencia en el uso de la IA.
Al mismo tiempo, las instituciones académicas y las empresas tienen la responsabilidad de desarrollar programas de formación y capacitación que preparen a las personas para entender, utilizar y contribuir al avance de la inteligencia artificial. La inclusión de la ética y la responsabilidad en la formación de profesionales de la IA es esencial para garantizar que su aplicación se realice de manera justa y benéfica.
Y si bien la presencia de la Inteligencia Artificial en el día a día es innegable, la clave radica en abordar la falta de conocimiento mediante la promoción de la educación y el diálogo. Al hacerlo, podemos allanar el camino hacia un futuro donde la IA se utilice de manera ética, beneficiosa y comprensible para toda la sociedad.